Evolutivamente hablando, no hay insectos acuáticos verdaderamente necrófagos, que han evolucionado funcionalmente para alimentarse solamente del cuerpo en descomposición, en comparación con las especies terrestres que son necrófagas y pueden datar el intervalo postmortem mínimo (IPM), comúnmente las larvas de dípteros son los insectos que están asociado directamente al cadáver, por ello generalmente la evidencia que se toma de estos cadáveres sumergidos son las larvas de moscas que colonizan en la región dorsal del cadáver, después de que se hincha y se eleva a la superficie, sin embargo, aquellas insectos que son restringidos a los ecosistemas acuáticos para sobrevivir en una o más etapas de su ciclo de vida han sido en gran parte ignorados, muchos entomólogos forenses han centrado sus estudios en insectos asociados a cadáveres en ambientes terrestres, sin embargo en ambientes acuáticos la ovoposición de esta moscas no ocurre cuando el cadáver esta totalmente sumergido, por ello se usan los insectos acuáticos para datar la ubicación geográfica del cuerpo, estacionalidad (ciclo de vida del insecto), temperatura, velocidad en el caso de desplazamiento del cuerpo, profundidad a la cual se encontraba el cuerpo, corriente aunque el cuerpo pueda estar en constante movimiento por efecto de las corrientes, existen familias de insectos que son claves en hábitats más o menos contaminadas, porque son factores que afectan su distribución, que pueden indicar si el cuerpo falleció o fue liberado en un área del ríos y si este fue desplazado por las corrientes.
Los insectos acuáticos han sido de muchos estudios ecológicos, por la facilidad en la recolección, tamaño y la valiosa información que aportan en la determinación de la calidad del agua de un rio, amplia distribución, adaptación a diferentes variables, simplicidad metodológica, rapidez en los resultados y una retrospectiva a los eventos de contaminación, denominándose biomonitoreo, lo que hace de ellos una herramienta idónea para la vigilancia rutinaria de la calidad del agua en los ríos. En Carabobo se han realizado estudios sobre la calidad del agua en los ríos de la ciudad de Valencia, los cuales son una ventaja para el entomólogo forense, porque obtiene un listado de las especies de insectos acuáticos. Aunque las ciencias forenses es el último campo de interés para abarcar el uso de los insectos acuáticos, el conocimiento e identificación de las especies de insectos acuáticos es el primer paso para la compresión de estos organismos en la investigación criminal, se han realizado estudios con Sus scrofa para conocer como es ese proceso de descomposición del cadáver dentro del agua y como es la sucesión de los organismos acuáticos sobre este. Por ello el conocimiento de los insectos acuáticos siempre será útil en la investigación criminal.
Referencia Bibliográfica
Byrd, J. & J. Castner. 2001. Forensic Entomology The utility of arthropods in legal Investigation. CRC Press LLC. 400 pp.
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