En las últimas décadas la entomología forense, ha comenzado a jugar un rol importante en la investigación criminal, debido a sus ventajas a la hora de datar y determinar el intervalo postmortem mínimo (IPM), así como dar una ubicación geográfica a la victima y victimario. Para lograr vincular el uso de los insectos como evidencia en un juicio con respecto al resto de las disciplinas forense, la entomología forense ha establecido protocolos que validen científicamente los análisis realizados con estas muestras y el cumplimiento de la cadena de custodia.
El estudio de descomposición del cuerpo humano, en relación con los patrones de sucesión de los insectos, ha permitido, calcular el IPM, correlacionado a parámetros ecológicos que afectan el desarrollo de los mismo, es por ello, que la temperatura, humedad, estacionalidad, entre otras, son parámetros claves a la hora de determinar el IPM, sin embargo los sitios del suceso presentan diversas características que no son constantes en el tiempo, lo cual, ocasiona problemas. Contar con datos climáticos de alguna estación metrológica del país, así como, de la temperatura ambiental del sitio del suceso y del conglomerado de larvas, porque se ha encontrado que estas pueden elevar el calor del cuerpo del cadáver por encima de los 25 ºC de la temperatura ambiental, en comparación con coleópteros que son solitarios y furtivos generando una temperatura del cuerpo igual a la ambiental, son de vital importancia.
Para estandarizar esta problemática el entomólogo forense puede hacer uso de los modelos ecológicos, que son herramientas que representan la tendencia natural observada en el ambiente, las cuales permiten clarificar descripciones verbales de la naturaleza y de los mecanismo implicados, ayudando a definir que parámetros y procesos son importantes y cuales no, así como suministrar un estándar de comportamiento ideal con referencia a la cual se puede juzgar y medir la realidad. Uno de esos modelos es la tabla de vida, que es una representación de los aspectos de la dinámica poblacional, encontrando dos tipos:
1. De cohortes, horizontal o especifica por edades: es un seguimiento de un grupo de individuos que nacieron en el mismo tiempo, desde el nacimiento hasta la muerte del último.
2. Estática, vertical o de tiempo-especifica: se obtiene a partir de la estructura de edades de una población observada en un momento dado. Sin embargo esta tabla de vida presentan suposiciones para su elaboración: la población se hallaba en estado estacionario entre la menor y la mayor edad observada; la muestra recogida constituye el destino de una cohorte imaginaria.
La importancia de la elaboración de las tablas de vida es que permiten cuantificar y observar los componentes fundamentales del ciclo de vida de estos insectos, como la mortalidad, fecundidad, entre otras, que pueden ser muy problemáticas evaluarlas en el campo; además permite conocer la dinámica poblacional de una especie en particular, ya que ella, representa en forma numérica las principales características de la mortalidad especifica por edad y es el punto de partida para establecer parámetros poblacionales, logrando así evaluar las características de la población en estudio. Sin embargo para la elaboración de una tabla de vida de una especie, es esencial el conocimiento de la duración de los diferentes estadios de desarrollo de esa especie en condiciones de temperatura y humedad constantes, es por ello, que estudiar el desarrollo de las larvas a diferentes temperaturas, permite tener modelos que permitan comparar el desarrollo teórico con el observado en el campo, debido a que los insectos son organismos de sangre fría y su grado de actividad depende de la temperatura del ambiente que les rodea, además que la velocidad de crecimiento de los insectos dependen de la temperatura, lo cual, tiene diversas implicaciones en el desarrollo y presencia en la escena del crimen, estos estudios son esenciales para conocer la biología de las especies necrófagas presentes en Venezuela.
Referencias bibliográficas
Amendt, J., C. Campobasso, M. Lee Goff y M. Grassberger. 2010. Current Concepts in Forensic Entomology. Springer. 376 pp.
Oliveira, J. y C. de Mello. 2004. Application of Forensic Entomology to estimate of the postmortem interval (PMI) in homicide investigations by the Rio de Janeiro Police Department in Brazil. Aggrawal´s Internet Journal of Forensic Medicine and Toxicology, 5(1): 40-44.
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